(Angélica Miranda en las Ramblas de Barcelona. Fotografía: Naiara Domínguez)
En este primer ejemplo nos hemos situado al lado de una profesional del sector en el que trabaja y que tiene unas expectativas de futuro sobre él, y que además, sigue estudiando en temas relacionados con sus estudios y trabajo.
En cambio, no todos los casos de inmigrantes que están trabajando en España lo hacen de lo que estudiaron. A veces hasta encontramos que sus estudios no están convalidados en nuestro país, y por lo tanto no constan a la hora de presentar su currículum vitae a las empresas en las que solicitan un puesto de trabajo.
El siguiente ejemplo que os presentamos es el de Angélica Miranda, una joven que con 25 años decidió dejar su país, Chile, y los múltiples trabajos que realizaba para poder subsistir, con la intención de buscar una buena oportunidad en un país que a priori le parecía mucho más desarrollado que el suyo.
Angélica (Santiago, Chile) nos recibe en un pequeño puesto de ropa del Mercat de Sant Antoni, en el que trabaja. Nos reunimos allí con ella porque nos explica que después de este trabajo, aprovecha que se acercan las fechas navideñas para trabajar con su anterior jefa en una fábrica que elabora cestas de navidad. Por lo tanto estos dos meses previos a la navidad apenas tiene tiempo libre, y el poco que tiene lo reserva para descansar.
Angélica vive en un pequeño piso del mismo barrio con dos compañeras más. Tiene una habitación alquilada y asegura que no necesita más, para dormir le basta. Hace cinco años y medio que no ve a su familia, pero cuenta que tiene en mente viajar como máximo en un par de años a su país para ver a los suyos y quién sabe si para quedarse allí.
Como nos explica en la siguiente entrevista, Angélica estudió para ejercer como técnico de vestuario en su país. Allí trabajó en un par de talleres de ropa, aunque el sueldo no le era suficiente para vivir. En los años que lleva en España lo más cerca que ha estado de su verdadero oficio es actualmente, en la tienda de ropa.
Entrevista con Angélica Miranda
De técnico de vestuario a dependienta
